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COMPENSACIONES ELÉCTRICAS: HÁGASE MOÑITOS Y/O RECE

Autor: RICARDO CANDIA CARES

Más resultados podría esperar el presidente Gabriel Boric si en vez de rogarle, suplicarles y pedirles encarecidamente a los poderoso dueños de las empresas eléctricas que hagan algo, alguito, por el amor de la dios, lo hiciera a San Expedito.

Por lo menos a veces los santos cumplen.

Como sabe el que quiera, los poderosos dueños de esa empresa que abusa de la gente no harán nada que signifique corregir de verdad aquello que estando así les hace ganar dinero de la manera más repugnante.

Olvida el presidente de le Republica que la economía neoliberal, la que en una de sus despampanantes declaraciones de cuando joven terminaba aquí y ahora, es la que funciona en este caso.

Y en todo el resto.

Para decirlo en breve: si usted está esperando una retribución justa por el abuso al que lo han sometido, lo que en opinión del periodismo uniformado es solo un mal rato, vaya haciéndose moñitos.

Se burlarán de usted como se han burlado en el caso de las farmacias, de los pollos, del papel tissue, del gas licuado, de los pasajes de buses y en lo que a usted se le ocurra.

La empresa de electricidad va a pagar lo que le venga en ganas y cuando y como quiera. Si es que. Más aún, van a salir ganado.

Sin ponerse colorados, los políticos, partiendo por el presidente, hablan de la superintendencia que en teoría debe supervisar y fiscalizar el funcionamiento de estas empresas.

Falso.

Esas instituciones funcionan solo en el papel en el que fue redactada su ley. En la práctica, lo sabe desde el portero hasta el Superintendente, esos fantasmas están siempre encabezadas por sujetos que tienen por misión no fiscalizar nada.

Siempre los superintendentes de lo que usted quiera son personas de confianza del poder político y que van a obrar según los intereses de éste. Las superintendencias fueron creadas para no fiscalizar, no supervigilar y no controlar en su respectivo sector. No, no es un chiste ni un arrebato típico de un resentido.

El que quiere saber, sabe.

Allí donde el Estado entregó buenamente a la empresa privada lo que antes fue un derecho, mal o bien servido pero un derecho, la cultura neoliberal, esa que iba a ser demolida por Boric, creó una superintendencia de modo que no ejercieran el rol de vigilantes para que aquello que pasa a diario, pasara piola.

Leer las obligaciones de las distintas Superintendencias equivale a leer sonetos de Góngora: poesía pura, inofensiva y etérea.

De modo que para ser honestos y no engañarse, rindamos honores a la naturaleza que ha suspendido las luvias y los vientos y, cual sea su convicción religiosa, de tenerla, compre velas y hagas sus rogativas.

Tendrán el mismo efecto nulo, pero al menos sabrá que los dioses tienen su limitaciones si se considera el trabajo que tendrán en otras latitudes donde mueren de a manojos los creyentes y los que no.

De modo que contentémonos con ser lúcidos testigos del funcionamiento perfecto del neoliberalismo, ante lo cual ni usted ni nadie puede hacer nada.

Lo que le restaría al presidente Boric sería exigir de la empresa eléctrica la mostración de sus actas y una prueba indesmentible de que es una empresa democrática cuya institucionalidad funciona y no se parece a regímenes como el venezolano que tampoco acepta que se metan en sus cosas.

Sería tan ridículo como ineficiente, pero al menos estaría limitado al territorio nacional.



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