Autor: JOSÉ DOS SANTOS
Una leyenda del periodismo latinoamericano cumple 90 años y el hecho llama a la reflexión sobre el valor que tienen la firmeza de ideales, el compromiso con las causas justas, la entereza en tiempos de corrupción, para dejar brillantes e imborrables huellas en la memoria colectiva de su época, y más allá.
Porque Manuel Cabieses Donoso ha sido y es de los rebeldes con causa (léase su autobiografía (http://www.puntofinal.la/autobiografiadeunrebelde.pdf), publicada por Ocean Sur, y lo constatará), más allá de haber nacido en su querida Chile, pletórica de acontecimientos en la historia contemporánea (desde la epopeya soñadora de Salvador Allende a la barbarie fascista liderada por Augusto Pinochet). El ha sido y es, de los que se empina por encima del acontecer cotidiano y local para mirar hasta el horizonte, y un poco más allá, de las realidades mas acuciantes, gloriosas y terribles, de su tiempo.
No es extraño sentirse pequeño ante su voluminosa presencia, aunque su amabilidad en el trato le hace fraterno desde el primer momento, si compartes sus visiones trascendentes. Al menos así me sucedió cuando le conocí (y hasta me recibió en su casa) hace más de 20 años, cuando fraguábamos la participación chilena en un encuentro latinoamericano y caribeño de periodistas en La Habana.
Desde 1965, al fundar ese paradigma del periodismo de izquierda que llamó Punto Final, comenzó a destacarse en su frontal combate contra las corrientes antipopulares, incluso las disfrazadas de democracia. Aquella revista quincenal “de papel y tinta”, como él mismo le ha llamado, “entre 1965 y 2018 libró enconada batalla contra la dictadura del pensamiento único”, como lo ha definido.
La síntesis de su quehacer la relata el propio Cabieses en nota de 2021 sobre la etapa impresa de la publicación: ”La historia de PF se hermana con las luchas antimperialistas y por el socialismo de los pueblos de América Latina y, en particular, del pueblo chileno. Sus páginas, producto del talento y solidaridad de decenas de colaboradores, constituyen un registro -a veces apasionado y polémico- de un periodo histórico de nuestro continente, plagado de combates populares. Esas luchas con errores, victorias y derrotas, forjaron la etapa de cambios sociales que comienza a vivir América Latina”.
En el prólogo que hizo de su Autobiografía de un rebelde, Juan Jorge Faundes M. escribió: “Cuando había que hacer trabajo de masas como sindicalista y dirigente gremial, Manuel Cabieses lo hizo, inclusive cuando fue prisionero. Cuando había que transmutar la lucha política en titulares, editoriales y crónicas periodísticas, Manuel Cabieses lo hizo. Y también cuando hubo que alzarse en armas contra la tiranía”.
Significa, como de pasada, que “Casi una década de vida clandestina con pistola al cinto. La praxis del periodismo y la revolución convergieron en su vida, en su coraje y en su pluma”.
Dice y lo subrayo: “El cumplimiento de su vocación de revolucionario periodista —en ese mismo orden— no habría sido posible sin el concurso de una familia que en todo momento estuvo y está con él, en las duras y en las maduras. De su relato, surge la figura de una mujer real, pero que parece heroína de novela, Flora, su mujer, con la que ha estado codo a codo desde sus luchas sindicales de adolescente, hasta en la lucha militar contra la dictadura y el renacimiento de Punto Final …” A ella y a su hija, la Paca, también excelente periodista, las conocí brevemente en aquel viaje del 2001, pero ya sabía de su estatura humana.
Cuba en Cabieses
En este hombre modelo de “rebeldía que se niega a morir”, sobresale también su irrestricto apoyo a Cuba y su Revolución.
De mi entrañable Luis Báez, Cubadebate publicó en 2013 una entrevista que inicia, no por gusto: “Dieciséis meses y tres días, exactamente 11 808 horas, permaneció en diferentes campos de concentración en Chile, Manuel Cabieses Donoso, director de la revista Punto Final. Durante su cautiverio, la dirección política del MIR acordó elevarlo a su Comité Central por la valiente v unitaria actitud mantenida. Cabieses, hombre sencillo y honesto, siempre ha sido un sincero y leal amigo de la Revolución Cubana y ferviente admirador de Fidel y Che.”
Una muestra de ello se encuentra en uno de sus muchos artículos sobre la Revolución Cubana, la cual la calificaba como “el acontecimiento más importante del siglo XX en América Latina, y así será valorado por la historia”.
En ese botón de muestra de su valoración al respecto, realizada en 2009, escribió: “Cuba se hizo cargo -con todos los peligros y costos que ello implicaba- de la continuidad de la lucha independentista en nuestra América. En los años 60 encarnó con gallardía lo más auténtico del genio rebelde, audaz y valiente de los héroes de la independencia. Y en los años siguientes, hasta hoy, se convirtió en símbolo de una asombrosa resistencia a todo tipo de agresiones imperialistas”.
Importante su valoración sobre aportes del proceso cubano en el campo de las ideas, sobre lo que escribió: “refrescó la teoría e hizo volar por los aires los manuales y dogmas revolucionarios. Inspirada en el marxismo-leninismo pero incorporando a su ideario la herencia de los libertadores del siglo XIX, los valores fraternos del cristianismo y de las culturas comunitarias de la América indígena y mestiza, la Revolución Cubana dotó de un sistema de ideas al movimiento revolucionario latinoamericano”.
En sus consideraciones históricas, que muchas veces obvian muchos de los presuntos progresistas contemporáneos, significó que “La Revolución también se batió con los gobiernos reformistas burgueses que seguían los lineamientos de la Alianza para el Progreso impulsada por EE.UU., con los partidos reformistas de Izquierda y hasta con el poderoso Partido Comunista de la Unión Soviética, su principal y casi único aliado. El punto más alto de esa controversia ideológica –en cuyo fragor se formó una nueva generación revolucionaria en América Latina-, lo constituyó la Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) que se efectuó en La Habana en agosto de 1967. La resolución general de la OLAS, hoy casi olvidada por unos y otros, lleva como título un pensamiento de Simón Bolívar:”Para nosotros la Patria es América”, afirmación que ha recuperado lozanía y vigencia impulsada por la revolución bolivariana en Venezuela…”.
Para armar este documento-homenaje a ese imprescindible del periodismo revolucionario latinoamericano he releído muchos de sus numerosísimos textos, en los cuales ese veterano de las trincheras de ideas demuestra que ellas valen mas que las de piedra cuando se trata de convocar, convencer y movilizar a lo mejor del ser humano para luchar por un mundo mejor para todos.
En ellos encontré al pensador profundo, de atractiva palabra, por ser clara y sencilla, que sin temor ni celofanes le dice al que quiera leerlo lo que le hace falta saber de sucesos y sus entretelones.
En la citada Autobiografía se menciona a Alejo Carpentier cuando dijo que los periodistas debían ser cronistas de su tiempo. A esa idea fundamental se le agregó que “También los medios de prensa narran sucesos, interpretan realidades y cuentan una época. Si además ese medio de prensa se compromete con las causas justas, está del lado de los pobres y refleja un compromiso con la ética, trascenderá en el tiempo no solo como cronista de una época sino también como una tribuna de gritos de resistencia, emancipación y rebeldía”.
Poseedor de dos condecoraciones cubanas: Una del Consejo de Estado (Amistad) y otra de la UPEC (Félix Elmuza), Manuel llega a los 90, con una vida que él recogió em su fascinante relato sobre ella (muy recomendable y cuya descarga es accesible por internet).
Por ella se enterará de que, muy joven, quiso ser misionero en África, de su trabajo sindical y el periodismo, sus viajes como corresponsal, sus centros de trabajo, incluidos fuera de Chile, su cercanía con Salvador Allende, las polémicas con la izquierda, su amistad con Hugo Chávez, sus relaciones con Gabriel García Márquez, su amor por Cuba y su Revolución y otros muchos pasajes claves de su rica historia personal y profesional.
Ante mi interés en actualizar su vida, en vísperas de los 90, retomé el contacto que permiten las nuevas tecnologías y reproduzco amplios fragmentos de su respuesta ante la información de que, para mi honra, escribía sobre él:
“El honor es para mí: que la UPEC me recuerde y que la nota la escribas tu, viejo camarada en la batalla de ideas.
“Yo, al borde los 90, viudo desde hace 5 años (de Flora Martínez, enfermera (a la que le hace copartícipe de sus empeños profesionales y políticos); 2 hijas y 1 hijo, 6 nietos y 3 bisnietos).
“Jubilado pero mantengo un blog: www.puntofinalblog.cl que incluye el libro autobiográfico y es la prolongación de PF. Una lenta agonía sin perder las esperanzas. De vez en cuando escribo un artículo sobre política interna”.
Y como le pedí sus valoraciones sobre la actualidad, dijo: “El mundo se ha hecho más difícil para las ideas y la acción revolucionario. Pero no solo hay que persistir en ellas (“el mundo no puede ser una porquería” también en este siglo): Necesitamos una profunda renovación de ideas, de la forma de expresarlas y del modo de aplicarlas a la realidad.
“Estamos muy sujetos a ideas y prejuicios (que toman el carácter de “principios”) de tiempos del ferrocarril y el telégrafo). En América Latina han surgido experiencias (¡que Dios las proteja!) en México, Brasil, Colombia…Pero el gran depredador sigue ahí, al acecho. Mientras no nos libremos del imperio, nada está seguro para los pueblos.
“El espectacular crecimiento de China es una esperanza de que la rivalidad mantenga al imperialismo en decadencia a la defensiva y haciendo concesiones. Ya veremos, todavía es temprano”.
A pesar de lo escrito, incluyendo sus palabras, termino con la sensación de obra inconclusa, veraz pero con hechos y matices que se escapan por la premura y, sobre todo, por el gigantesco tamaño del empeño en homenajear a ese héroe del periodismo latinoamericano, comprometido y revolucionario, conocido como Manuel Cabieses Donoso, por quien invito a brindar este 14 de julio.
JOSÉ DOS SANTOS
José Dos Santos (1947) Periodista cubano. Bachiller en Ciencia. Licenciado en Ciencias Políticas. Comenzó su vida periodística en 1969 en la Agencia Prensa Latina, donde fue desde auxiliar de redacción y Jefe de Servicios Gráficos, corresponsal jefe en la RDA y la RFA y vicepresidente para la Información (1984-1993). Quince años vicepresidente primero de la UPEC (1993-2008) y dos años subdirector de la revista Bohemia (2014-2016). Entre sus condecoraciones cuenta con seis Distinciones, tres Medallas y dos Sellos. Es autor de varios libros testimoniales y sobre el jazz, materia sobre la que es fundador de un sitio web del Ministerio de Cultura y escritor y productor de programa radial La Esquina del Jazz, desde 1993.
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