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EL CRIMEN ORGANIZADO ESTUVO EN VALPARAÍSO

Autor: HUGO ALCAYAGA BRISSO


Nunca antes había ocurrido en Valparaíso un crimen tan organizado,  planificado y ejecutado como el del que había sido  Prefecto de Investigaciones de la ciudad puerto,  Juan Bustos Marchant, de cuya trágica muerte registrada en los primeros tiempos de la dictadura se han cumplido 50 años.


El dos de mayo de 1974, cuando amanecía,  Bustos fue encontrado agónico en la celda de aislamiento en que se hallaba recluido por determinación de la  Fiscalía Naval en la misma prefectura que había encabezado poco más de siete meses atrás. Presentaba un balazo en la cabeza con perforación de cráneo,  lo que ocasionó su deceso  en un centro médico al que se le había trasladado.


Claramente el ex jefe de la policia civil no dejó de existir  a causa de un suicidio,  como la Armada se apresuró en difundir  en una version acogida de inmediato y sin indagacion alguna por los medios manipulados por la oligarquia. Su fallecimiento fue provocado por terceros,  esto es,  fue un homicidio a sangre fria con toda la odiosidad  que sus enemigos tenian hacia la victima por haber  combatido la conspiracion  que se fraguaba ni ser partidario  de los golpistas  que cometian un espantoso genocidio.


Bustos había sido nombrado en el cargo en 1971 por la Dirección General de Investigaciones dependiente del gobierno popular del presidente Allende en la continuidad de una meritoria carrera funcionaria. Era independiente, no participaba en política y no pertenecía a ningún partido,  sino que en cada una de sus acciones dejaba de manifiesto su sentido profesional que mantenía al enfrentar a la delincuencia en cualquier ámbito que asomara.


Su compromiso con la democracia y la institucionalidad vigente le llevaron a actuar con energía para desmantelar los grupos terroristas que se sumaban bien pagados a la conjura antipopular que estaba en marcha en los años 72 y 73.  Se esforzó preferentemente  por contener la ola de atentados explosivos y los cortes de energía eléctrica por la voladura de torres de alta tensión que llevaba a cabo el grupo de ultraderecha "Patria y Libertad".


A raíz de ello el Prefecto porteño tuvo fuertes altercados con altos mandos de la Armada - entre ellos el contralmirante Ismael Huerta - que protegían y fomentaban el caos que ocasionaban las bandas criminales, a las que proporcionaban armas, municiones y explosivos. Más de alguno le había amenazado con cobrar venganza, lo que en algún momento sucedió.


El Prefecto Bustos fue destituido de su cargo en la mañana del 11 de septiembre de 1973 por oficiales navales que encabezaban la marinería que había ocupado Valparaíso con violencia. Se le mantuvo en la institución, pero comenzó a ser perseguido y acosado por diversos delitos que no había cometido.


Su primera detención tuvo lugar el 11 de octubre y fue por pocos días, pero luego vinieron otra y otra. Se le vendaba la vista y era llevado a lugares  donde se le torturaba con ferocidad. En estas sesiones participaba personal experto en la degradación de sus víctimas y funcionarios de Investigaciones que habían sido subalternos de Bustos, infiltrados por la extrema derecha que nunca le perdonaron su actuación siempre profesional, de acuerdo a la Constitución y las leyes , y contraria a la destrucción golpista de la democracia.


Los torturadores querían conocer sus vínculos con quien fuera Director General de Investigaciones,  Eduardo Paredes quien ya había sido fusilado en Santiago. También se le imputaban cargos por presuntos casos de tráfico de armas  y de drogas, en los cuales se insistió  sabiendo que eran absolutamente inexistentes.


El homicidio se produjo luego de que la Fiscalía Naval lo autorizara para salir  del cuartel  por algunas horas para visitar a su madre enferma. En la madrugada siguiente varios sujetos  llegaron a la celda en que el ex Prefecto se encontraba aislado, incomunicado e indefenso,  y uno de ellos hizo uso  de un arma de fuego y le disparó directamente a la cabeza desde corta distancia.


Este asesinato fue perpetrado sin descuidar detalle, al punto que la Justicia tardó largos años en resolverlo, obviamente despues del término de la dictadura. El magistrado Jaime Arancibia de la Corte de Apelaciones de Valparaiso, encargado de los casos de violacion de los derechos humanos determinó al cabo de una minuciosa investigacion y los peritajes pertinentes que el hechor fue un funcionario menor de Investigaciones, Mario Tashima Rebolledo, quien por su avanzada edad y demencia senil nunca fue a la carcel.


Semanas después de la muerte del ex jefe policial su viuda fue citada a la Fiscalía Naval donde se le comunicó que luego de las averiguaciones efectuadas se llegó a la conclusión de que Bustos era inocente de los diversos cargos que se habían levantado en su contra. En definitiva solo fue una víctima más del tiempo oscuro de la dictadura, una más entre tantas, sin razón alguna.


A estas alturas está claro que la memoria de Juan Bustos ha carecido de tanto que hoy se da a otros policías muertos en forma violenta. Nadie  le ha rendido un minuto de silencio, no ha habido homenajes ni se ha colocado su nombre  a una unidad policial, y tampoco ha llegado a la categoría de "mártir": solo cumplió siempre con su deber profesional.


Este cobarde crimen organizado por venganza - emblema del pinochetismo - pudo ser aclarado por la Justicia al cabo de una prolongada e intensa investigación, tras desestimar el presunto "suicidio" en que insistieron la dictadura y luego sus seguidores por casi medio siglo. El día de su asesinato el destituido Prefecto tenia 47 años, estaba casado  y era padre de dos hijas.


Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso



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