LAS URGENCIAS SOCIALES QUE NOS DIO MARCEL
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Autor: HUGO ALCAYAGA BRISSO
Aparte de los operadores del libre mercado, los adoradores del modelo neoliberal y los dueños del dinero, además de los políticos anquilosados, no hay nadie en la ciudadanía – menos en el mundo popular – que vaya a echar de menos o extrañar la presencia de quien fuera ministro de Hacienda, Mario Marcel, que en forma sorpresiva presentó su renuncia y fue reemplazado de inmediato.
Marcel integró el gabinete ministerial y acompañó al presidente Boric desde el primer día de este gobierno en La Moneda, casi tres años y medio. Procedía de la presidencia del Banco Central y se le consideraba una de las figuras más importantes de la actual administración.
Primera línea del Ejecutivo, no quedaron claras las causas de su dimisión. Se dijo que eran razones de tipo personal familiar dando paso a todo tipo de especulaciones, las que suelen producirse con frecuencia en el ámbito político. Lo concreto es que hasta ahora no se le ha ofrecido ningún cargo internacional que le haga abandonar el país.
Hay quienes dicen que Marcel salió del gobierno siete meses antes de su término para evitar una acusación constitucional en su contra, por el desastroso estado de la hacienda pública. Ello dejaría fuera del plazo legal una presunta acusación por parte de la extrema derecha que pretende volver a La Moneda en marzo próximo. El ex Secretario de Estado trabajó todo este tiempo en perfecta armonía con el presidente de la República. Este lo despidió con emotivas palabras de reconocimiento en la ceremonia oficial en que hizo entrega del puesto a su sucesor, Nicolás Grau, del Frente Amplio.
Boric destacó el rol de Marcel en la reforma de pensiones, en el royalty minero y la ley de cumplimiento tributario. Sostuvo que su legado tiene hoy al país creciendo sobre las expectativas y expresó que su aporte no se limita a lo económico, sino que también está en su generosidad y su audacia.
“Logré gran parte de lo que vine a hacer en este gobierno y pido perdón por mis errores”, respondió el aludido. “Pero es también el tiempo de partir, porque la economía recuperó sus equilibrios básicos “según sus palabras. Fue aplaudido y felicitado por quienes fueron sus compañeros de gabinete.
Las clases populares han reaccionado con sorpresa. La calle, el pueblo, la gente modesta y la clase trabajadora no han recuperado nada y realmente subsisten con temor e incertidumbre. Lo cierto es que Marcel se olvidó de los desposeídos, de los muchos que no tienen un buen trabajo con buenos ingresos, y no manejan ahorros sino suman deudas todos los días. También a diario los precios de todo suben sin freno. Junto con la inflación, los únicos que aumentan son los comerciantes ambulantes y las familias en campamentos de tránsito.
El ex ministro desplegó gran parte de sus funciones con mucho cuidado, para no importunar ni molestar al modelo ni al mercado. Ni hablar de un impuesto a los superricos para comenzar a distribuir equitativamente las riquezas que son de todo el país, donde la desigualdad es factor fundamental que incrementa la delincuencia.
Tampoco quien fuera jefe de la billetera fiscal se ocupó de un adecuado financiamiento de la salud pública, que literalmente agoniza. Llama la atención que con Marcel ya fuera de la cartera, se haya anunciado una inyección gubernamental de 73 mil millones de pesos para disminuir las listas de espera en los establecimientos hospitalarios, lo que quiere decir que los recursos estaban.
Recientemente la Comisión Asesora Presidencial entregó un informe que actualiza la medición de la pobreza en Chile, fundándose en el diagnóstico de que los patrones de consumo y el acceso a servicios, entre otros, ameritan un estándar más exigente para el indicador. Ese informe reveló que en los últimos años la pobreza se ha triplicado y en la actualidad alcanza a un 22,3% de la población.
No era esto, obviamente, lo que esperaba la ciudadanía de un gobierno que quiso ser democrático tras imponerse con holgura al pinochetismo fascista. Todo ello tampoco puede atribuirse en su totalidad a Marcel, pero sí resalta su despreocupación por las urgencias sociales que han sido omitidas sin pudor.
A estas alturas dirigentes de la Izquierda critican y cuestionan severamente el desempeño de Marcel, que priorizó el equilibrio fiscal antes que las necesidades del mundo popular. Su salida del gabinete la sienten y la lloran la derecha, el empresariado y la oligarquía, además de los partidos de la antigua Concertación, siempre alineados con el modelo pinochetista y que prefieren que los problemas del pueblo se oculten bajo la alfombra.
Este gobierno dispone de muy pocos meses más en La Moneda, pero si hay convicción y voluntad quedará tiempo y espacio para trabajar arduamente y atenuar las carencias populares que fueron justamente las que no consideró Marcel al frente del ministerio de Hacienda.
Hugo Alcayaga Brisso
Valparaíso

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