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TOHA: ALERGIA A LA IZQUIERDA

Autor: HUGO ALCAYAGA BRISSO

 

                Las declaraciones formuladas en el extranjero por Carolina Tohá, de claro sentido antipopular, en plena campaña presidencial y en vísperas del sexto aniversario del estallido social, van a la par con la posición abiertamente conservadora de la Contralora General, Dorothy Pérez quien se convirtió en figura central del reciente encuentro empresarial ENADE, donde fue ovacionada por los poderosos porque es contraria a los cambios que buscan las movilizaciones del pueblo.

                Fue una inesperada reacción de la que fuera candidata del llamado Socialismo Democrático en las elecciones primarias de a mediados de este año, en las que sufrió una contundente derrota de la que no ha logrado recuperarse ni asumir que la realidad es distinta a la que había imaginado.

                En los primeros días de este mes la prensa oligárquica destacó con beneplácito sus palabras en París, Francia, en materia de seguridad, en que apuntó contra “los complejos de la Izquierda que le tienen alergia a la policía, le tienen alergia al orden público y a hacer cumplir la ley; en el reino de la selva quienes se salvan son los que no necesitan la ley”.

                La ex ministra del Interior del actual gobierno olvidó o no tomó en cuenta que la represión de Carabineros durante el estallido social fue brutal. No es por la alergia, sino por hechos concretos: hubo 30 fallecidos, todos ellos civiles, y gran cantidad de heridos, entre ellos sobre 460 personas con severas lesiones oculares que determinaron que dos de las víctimas quedaran con ceguera total por el resto de sus vidas.

                Es cierto que el orden público se vio alterado, pero no por gusto. Millones de personas dejaron la pereza de lado y al fin salieron a las calles a protestar por las desigualdades del modelo y en demanda de una nueva Constitución, exigiendo más democracia, dignidad y justicia social, con marchas interminables en Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, Concepción y demás ciudades del país.

                La Izquierda y el pueblo no tienen diferencias, se identifican y ostentan los mismos intereses y planteamientos comunes, pero el estallido no tuvo tutelajes políticos ideológicos de ningún tipo. Fue solo la expresión masiva de las grandes mayorías que chocaron contra la oficialidad y las tropas uniformadas fuertemente armadas y siempre a disposición de las minorías adineradas que hacen y deshacen a su antojo.

                Con sus palabras la ex Secretaria de Estado se sumó al coro de las minorías poderosas, sus partidos y sus acólitos, que en estos días han acentuado su ofensiva de odiosidades contra las manifestaciones callejeras que “alteran el orden público”. En el estallido insisten en ver solo vandalismo y destrucción, pero no consideran la pobreza, la desigualdad, la exclusión y la discriminación generalizada, que es lo único que reciben las masas populares.

                La marcha por la resistencia de los pueblos el domingo 12 del presente mes también significó una alteración del orden público en la Alameda, pleno centro de Santiago. Allí hubo gravísimas denuncias, como que el asesinato y desaparición de personas no cesan, y en tal caso se mencionó lo ocurrido respecto a Julia Chuñil, 73 años, activista del pueblo mapuche en La Araucanía, desaparecida desde hace un año.

                Tal como sucede con la clase patronal dominante, de haber estado en Chile también Carolina habría estado muy molesta y expresado su disgusto.  Pareciera que el pueblo y la Izquierda hubieran recibido una notificación: no hay que salir a las calles ni movilizarse, ni a protestar ni a desordenar nada, porque así lo determina el sistema en aplicación.

                La actitud de Carolina es sorprendente y dolorosa para muchos en Chile, en especial para el mundo allendista. Ella es hija de José Tohá González, quien fuera figura emblemática de la Izquierda chilena y estrecho colaborador del presidente Allende, a quien acompañó en sus cuatro campañas presidenciales.

                José Tohá había sido militante de la juventud socialista cuando el PS era realmente socialista y se identificaba con la clase trabajadora. Cuando estudiaba derecho en la Universidad de Chile llegó a la presidencia de la Fech, y también se desempeñó como director del vespertino Noticias de Última Hora.

                Tohá fue ministro del Interior y de Defensa durante el gobierno popular. Estuvo en La Moneda el día del golpe, fue hecho prisionero y enviado a la Isla Dawson, junto a otros altos funcionarios del régimen constitucional derrocado. Luego fue recluido en el Hospital Militar, en Santiago, donde fue asesinado por estrangulamiento el 15 de marzo de 1974. Acusados de torturarlo y hacerle perder la vida, la justicia condenó a dos coroneles de la Fach, Cáceres y Contreras, en 2015.

                La consecuente trayectoria de José Tohá se contrapone con los zigzagueos de su hija, que partió a Europa sin haber trabajado un solo día por la candidata presidencial de su sector. Su alergia hacia el pueblo y la Izquierda es evidente.

                Cuanto antes ella debe entender que la protesta social no es un accidente ni una trifulca destinada a alterar el orden y la tranquilidad de algunos: solo es parte de la vida democrática de Chile.

 

Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso

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